El 5 de septiembre de 2016, la Fundación Ford abrirá una nueva oficina regional en Bogotá (Colombia), la cual se convertirá en la sede central de nuestras labores en la Región Andina. Javier Ciurlizza, director de la fundación para esta región, habla sobre la estrategia que motivó el traslado, así como la desigualdad en Colombia, el histórico acuerdo de paz y lo que le espera a la región en el futuro.
¿Por qué la Fundación Ford eligió Bogotá (Colombia) como sede de su nueva oficina regional para la Región Andina?
En realidad, nuestro trabajo en Colombia no es algo nuevo: uno de nuestros primeros puestos de avanzada en América Latina fue el de Bogotá, durante la década de 1960. Desde entonces, hemos apoyado diversos proyectos e iniciativas, que abarcan desde mejoras en la agricultura de la región del Valle del Cauca, donde suministramos el financiamiento inicial para crear el Centro Internacional de Agricultura Tropical, hasta iniciativas educativas, entre las que se destaca nuestra colaboración con la Universidad de los Andes para apoyar a afrocolombianos que buscaban el desarrollo profesional a nivel de posgrado, hasta la protección de la dignidad y los derechos mediante el movimiento colombiano de derechos humanos. El país siempre ha sido una prioridad para los esfuerzos que realizamos en la Región Andina, pero, a medida que lucha por la paz y por una sociedad más justa, se hace aún más importante que expandamos nuestra presencia aquí.
¿Cuál es la estrategia de la fundación para la región?
Nuestras labores se enfocarán en tres aspectos principales en Colombia y Perú: dar mayor voz y empoderar a la población indígena y a las comunidades afrodescendientes; incrementar el énfasis en la necesidad de una política fiscal más equitativa; y mejorar la transparencia de las industrias extractivas, así como su relación con las comunidades locales. Complementaremos estas tareas con un enfoque específico en los esfuerzos relacionados con el posconflicto en Colombia. También examinaremos cómo la fundación puede ayudar a prevenir un mayor deterioro de las condiciones de vida en Venezuela debido a la crisis política. Como venimos haciéndolo desde hace décadas, seguiremos prestando especial mucha atención a nuevos desarrollos en la región y adaptaremos nuestra estrategia según sea necesario.
¿Cuáles son las principales causas de la desigualdad en Colombia?
Colombia tiene altos niveles de disparidad en ingresos, pero la inequidad del país debe analizarse desde diversas perspectivas. En muchos países latinoamericanos, una clase media en crecimiento puede prosperar en las zonas urbanas con infraestructura y servicios públicos estables. Esto contrasta fuertemente con muchas áreas rurales de la región, en las que no hay acceso ni a buenos empleos ni a servicios básicos.
En Colombia, las décadas de conflicto armado entre el Gobierno y los grupos guerrilleros, como las FARC, han agravado la situación. El alto precio del enfrentamiento ha recaído principalmente en las poblaciones rurales, las cuales en gran medida se encuentran en territorios con ausencia de control gubernamental, lo cual empeora el problema. Avanzar en materia de igualdad y justicia en Colombia requerirá mayor supervisión en todo el país. También es necesario enfocarnos en la lucha contra la corrupción para asegurar que se satisfagan las necesidades particulares de cada comunidad con respecto a desarrollo, servicios públicos e igualdad.
Si bien Colombia es uno de los pocos países en la región con una sólida gestión macroeconómica y fuerte crecimiento, la prosperidad económica no ha beneficiado a todos sus ciudadanos. Por ejemplo, para los afrocolombianos resulta especialmente difícil encontrar buenas posibilidades de trabajo y para los niños indígenas es desproporcionadamente más difícil acceder a escuelas de calidad, en comparación con los niños de clase media.
Se han desatendido los servicios públicos del país; en consecuencia, las personas dependen en gran medida del sector privado para la oferta de bienes y servicios públicos críticos como la educación. Colombia debe concentrarse en fortalecer los servicios públicos y garantizar que el crecimiento económico beneficie a todos sus habitantes, incluyendo los de zonas rurales, con bajos ingresos y las minorías.
¿Cuáles son los focos de atención de la fundación en Perú?
Perú ha tenido avances significativos en la reducción de los niveles de pobreza, la adopción de políticas sociales innovadoras y la adhesión a los principios de una buena gestión macroeconómica. Sin embargo, todavía predomina la desigualdad, especialmente en las zonas rurales. El tan esperado efecto de «goteo» para la prosperidad económica del país no se ha producido, y los peruanos esperan que el Gobierno aborde este problema. Muchos tienen la esperanza de que la nueva administración del presidente Pedro Pablo Kucyinsky le haga frente.
En este contexto, continuaremos con nuestras labores de apoyo a las organizaciones civiles, los grupos indígenas y otros en Perú, especialmente en torno a los crecientes conflictos sociales que se podrían tornar violentos. También buscamos entablar un debate público más amplio respecto de las industrias extractivas, y acerca de cómo los peruanos se adaptarán a un nuevo marco económico. Queremos aprender de las comunidades locales sobre cómo se han adaptado a este nuevo contexto, y sobre los progresos de la sociedad respecto de su propio pasado violento.
Hace poco, el Gobierno colombiano y los grupos de las FARC firmaron un amplio acuerdo que pondría fin al importante conflicto armado. ¿Qué impacto tiene esto sobre la Fundación Ford y su trabajo, a la vez que inaugura su nueva oficina en Bogotá?
El duro trabajo del Gobierno y de las FARC para negociar un acuerdo de paz es un importantísimo acontecimiento histórico y un gran paso hacia la igualdad en el país. El eje de las negociaciones y del programa de paz sobrepasa en gran medida el mero fin de la lucha o las concesiones mutuas. El acuerdo incluye puntos críticos, como la transformación de las zonas rurales, mejor acceso para todos a la participación en política, un nuevo enfoque a las prácticas de cultivos ilícitos y una forma de abordar los derechos de las víctimas del conflicto armado.
La implementación de estos acuerdos y programas será difícil, pero la fundación espera que nuestra renovada presencia en Colombia, y el trabajo continuo con las organizaciones de derechos de las víctimas, los defensores de derechos humanos, los líderes sociales y el Gobierno Colombiano, puedan seguir entablando diálogos y facilitando el cambio real y duradero. Todos los colombianos se merecen un futuro mejor, mayor igualdad y prosperidad, y la fundación trabajará con las organizaciones clave para lograr estas metas.
¿En qué otras temáticas de la región trabajarán desde la nueva oficina de la Fundación Ford en Bogotá?
Estaremos pendientes de otros cambios en la región, como la crisis política en Venezuela y la reforma constitucional de Chile, donde hay oportunidad de atender los derechos de la población indígena y de solucionar un prolongado conflicto. Queremos aprender de los recientes procesos sociales en Bolivia y Ecuador, sobre cómo estas naciones han avanzado a la hora de promover el multiculturalismo y las cuestiones étnicas. Seguiremos cooperando con nuestros colegas en Brasil y en México para trabajar en proyectos regionales más amplios en América Latina, como por ejemplo apoyar a firmas de abogados que trabajan ad honorem para defender los derechos colectivos. Por último, queremos explorar cómo la filantropía puede seguir creciendo en la región, sobre la base de nuestro progreso en Colombia.